Los alumnos de bachillerato disléxicos que se presenten este año a la selectividad no verán penalizada la repetición de faltas de ortografía atribuibles a su trastorno y dispondrán de más tiempo para hacer las pruebas, según acordó ayer el Consell Interuniversitari de Catalunya. Desde hace años el colectivo lamenta que no se tengan en cuenta sus necesidades a la hora de realizar las pruebas de acceso a la universidad (PAU). En el caso de Barcelona, los alumnos con dislexia harán estos exámenes en un tribunal específico, que estará avisado de la situación. En el resto de Catalunya no se ha especificado qué pasará con estos alumnos.
Las pruebas serán las mismas para todo los estudiantes, pero este colectivo dispondrá de más tiempo y se darán instrucciones a los correctores de las pruebas de lenguas para que no descuenten puntos por faltas. Los exámenes serán anónimos, pero se identificará mediante un código que el alumno es disléxico. Hasta ahora, los alumnos identificados como disléxicos y que tenían un plan específico adaptado a su trastorno en bachillerato disponían de algo más de tiempo para realizar cada examen, que restaban del destinado al descanso entre prueba y prueba. Además, se acordó que disfrutasen de una mejor situación en el aula para evitar distracciones y los tutores de la clase debían saber quiénes eran. Algunos alumnos se quejaban, sin embargo, de que estas recomendaciones no siempre se cumplían. Sin embargo, las pruebas nunca han recogido las adaptaciones curriculares que pueden haber tenido estos alumnos durante su escolarización, algo que las asociaciones de disléxicos reivindican.
Según la unidad de trastornos del aprendizaje del hospital Sant Joan de Déu, entre un 10% y un 15% de los alumnos padecen dislexia. Tienen problemas para desarrollar una escritura fluida, pero una atención específica puede compensar el déficit. Si no se trata su trastorno pueden desmotivarse en los estudios.
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